Este mensaje nos recuerda la historia de la mujer que derramó su perfume a los pies de Jesús. Ella conocía bien su pecado, pero aún más grande era su fe en que solo Él podía perdonarla. “Al que mucho se le perdona, mucho ama” — y ese es el corazón de este mensaje: reconocer nuestra deuda, recibir Su gracia y responder con un amor que lo da todo.