La fe nunca es el problema. La pregunta es: ¿dónde están puestos tus ojos? En Números 13 vemos a 12 espías, un pueblo con sueños rotos y dos hombres —Josué y Caleb— que decidieron creer más allá de lo que veían. La fe verdadera no se rinde en medio del desierto, porque permanece anclada en la promesa de Dios, aun cuando el proceso es largo y doloroso.