Nuestro mayor privilegio es detenernos, hacer un alto en medio de todo y contemplar la hermosura de nuestro Señor. Pero este regalo no es solo para nosotros: es para compartirlo. Este mensaje nos invita a disfrutar Su presencia como nuestro refugio, y a salir a buscar a otros para que también experimenten un “adelanto del cielo aquí” y juntos edifiquemos Su iglesia. Si puedes contemplarlo a Él, entonces verás la belleza de Su iglesia reflejada en cada historia, cada paso y cada vida transformada.